Los niños representan una población especialmente
vulnerable, ocuparnos de un mejor futuro para ellos, de su crecimiento y su
desarrollo saludable es nuestra responsabilidad y por ello, debería ser nuestro
objetivo.
Por este motivo, entre otros varios, en nuestro colegio
trabajamos de forma transversal desde todas las áreas educativas. Como ya
todos sabréis, los desayunos que los niños realizan en el aula, procuramos que
sean variados, nutritivos y completos, llevando un calendario semanal para definirlos
y de esa forma, colaborar con la ingesta mínima diaria de dichos alimentos.
Observando los estudios científicos referentes a la nutrición
muncial y reflexionando sobre los resultados alarmantes, hemos concretado
ampliar información y recordar los principios básicos sobre este tema tan
cotidiano.
Podemos definir como NUTRICIÓN al proceso biológico a
partir del cual el organismo asimila los alimentos y los líquidos necesarios
para el crecimiento, funcionamiento y mantenimiento de las funciones vitales. Una
buena nutrición, entendida como una dieta suficiente y equilibrada combinada
con el ejercicio físico regular, es un elemento fundamental para mantener una
vida saludable.
Solemos utilizar el término ALIMENTACIÓN como siónimo de nutrición, pero tienen diferencias que se deben tener en cuenta. La más destacable sería que la nutrición es un acto involuntario y la alimentación depende de actos voluntarios y conscientes a la hora de ingerir los alimentos. Por este motivo nosotros podemos actuar sobre nuestra alimentación, incluyendo alimentos saludables y en las proporciones adecuadas, para disfrutar de una experiencia nutricional sana y equilibrada.
Presentamos los 6 TIPOS DE NUTRIENTES
ESENCIALES necesarios para mantener una dieta sana y equilibrada:
grasas, vitaminas, proteínas, carbohidratos, agua y minerales.
*Hidratos de Carbono: También llamados "carbohidratos" son
el combustible del organismo. Los hidratos, son los encargados de brindarle
energía a nuestro cuerpo. Entre otras funciones, actúan en la contracción
muscular y en la formación del tejido nervioso. Si contienen una media de 50gr
por cada 100 gr de alimento, se consideran "alimentos ricos en hidratos de
carbono", como por ejemplo: Azúcar blanco y moreno, miel, cereales,
arroces , harinas y pastas.
* Grasas:
Son una de las principales fuentes de almacenamiento de energía. Sin las
grasas, no fabricaríamos hormonas importantes y dejaríamos de transportar
algunas vitaminas. En exceso, esta energía es almacenada en forma de grasa,
tanto de forma superficial, como en el interior de los órganos y los tejidos.
Generalmente, los alimentos de origen animal, contienen grasas de tipo
SATURADAS y COLESTEROL, son las grasas menos recomendables. Las grasas de
procedencia vegetal, NO CONTIENEN COLESTEROL y son grasas INSATURADAS, el
cuerpo las utiliza de forma óptima.
* Vitaminas y minerales: Son esenciales para el buen funcionamiento
del metabolismo y para el combate de los radicales libres (en exceso, son
perjudiciales para el sistema inmunológico).
* Agua: Hidrata el cuerpo, regula la temperatura corporal y
transporta nutrientes. El cuerpo de los niños está compuesto por un 75% de agua
aproximadamente.
UN DESEQUILIBRIO DE ESTOS NUTRIENTES, YA SEA POR EXCESO O FALTA, PROVOCA
DIFERENTES PROBLEMAS EN LA SALUD.
La edad es un factor determinante en la alimentación, y el aporte de nutrientes
que un niño necesita, no sólo debe ser diferente al del adulto, sino que varía
a lo largo de los años. El Ministerio de Sanidad establece tres etapas
claramente diferenciadas:
* De 3 a 6 años. Las necesidades energéticas son especialmente
altas, debido a que se trata de un periodo de crecimiento y desarrollo, así
como de gran actividad física. En esta época, los niños necesitan
proporcionalmente MÁS PROTEÍNAS DE ALTA CALIDAD que los adultos, por lo que su
dieta debe incluir suficientes carnes, pescados, huevos y lácteos. A
esta edad, debe iniciarse también al niño en el hábito de un desayuno completo.
* De 7 a 12 años. Dado que las necesidades de crecimiento siguen
siendo cruciales, los pequeños de esta edad deben ingerir a diario lácteos,
frutas, verduras, ensalada y pan, alternar las carnes, pescados blancos y
azules, y combinar a lo largo de la semana las legumbres, arroces y pasta.
Resulta necesario también orientar al niño para que no coma sólo lo que le
gusta y evitar que abuse de dulces y refrescos.
* De 13 a 16 años. Dado que en esta etapa se produce el llamado
“estirón” y los músculos y el esqueleto terminan de formarse, la dieta debe
aportar al adolescente las CALORÍAS SUFICIENTES E INCLUIR PROTEÍNAS DE ALTA
CALIDAD Y CALCIO –presente en los lácteos, verduras, legumbres y muchos
pescados y mariscos-. También es importante realizar suficiente actividad
física para evitar el sobrepeso.
Por otra parte, LA CANTIDAD de alimentos que los niños
necesitan ingerir puede variar mucho también en función de la fase de
crecimiento en la que se encuentren, pero resulta conveniente recordar que
nunca será similar a la del adulto.
CLAVES PARA QUE LOS NIÑOS Y JÓVENES SE ALIMENTEN
BIEN
La educación es la base de una correcta nutrición.
Por esta razón, la familia desempeña un papel fundamental en el fomento de
hábitos nutricionales y de vida saludables y es el entorno perfecto para
conseguir que los menores sigan una dieta equilibrada.
Para lograrlo, el comportamiento de los distintos miembros de la familia ha
de ser coherente con las recomendaciones verbales que se le hacen al niño, pues
resulta difícil inculcar un hábito alimentario saludable, cuando quien lo
aconseja no lo pone nunca en práctica. Así mismo, también el núcleo familiar
debe organizar los horarios de forma que alguna de las comidas importantes se
realice con los hijos.
Aquí os ofrecemos algunos consejos que pueden venir bien, en la mayoría de
los casos:
1. Recupera en casa la dieta mediterránea. Tómate tu tiempo y espacio para
descansar, comer y dormir bien y también para distraerte o disfrutar de alguna
afición que te guste. Incluye todos los nutrientes que el menor necesita para
un correcto crecimiento: aceite de oliva, pescado, legumbres y cereales,
lácteos, huevos, frutas, verduras, yogur y frutos secos. El agua será siempre
su mejor complemento.
2. Asegúrate de que tus hijos comen cinco veces al
día. Un desayuno
completo, almuerzo de media mañana, comida, merienda y cena a una hora
temprana.
3. Guíate por la pirámide alimentaria. Resulta muy útil a la hora de conocer las
raciones de los alimentos y la frecuencia con que nuestros hijos han de
tomarlos.
4. Evita los alimentos que engordan, pero no
alimentan. El consumo de
fritos, bollería, dulces y snacks debe constituir una excepción, pues contienen
excesivos azúcares, grasas saturadas, sal y energía, además de no aportar
apenas micronutrientes. Y evita convertir la comida rápida en un hábito
semanal.
5. Cuidado con la sal. La mayoría de las personas consumen demasiada
sal, de 9 a 12 gramos por día en promedio, es decir, dos veces la ingesta
máxima recomendada. Toda la sal que se consume debe ser yodada, es decir
«enriquecida» con yodo, lo cual es esencial para un desarrollo sano del cerebro
del feto y del niño pequeño así como para optimizar las funciones mentales en
general.
6. Comed en familia. Organizad los horarios para poder comer juntos al
menos una vez al día y aprovechad para charlar, bromear y hacer planes. Y
acuérdate de predicar con el ejemplo.
7. En la mesa, aparcad el móvil y la televisión. La atención de niños y progenitores debe
centrarse en la comida y en quienes se sientan a la mesa, y los dispositivos
tecnológicos interrumpen o anulan la conversación familiar y la sensación de
saciedad.
8. Llévatelos a hacer la compra. Pídeles ayuda para elaborar la lista.
Desde que aprenden a leer, ya son capaces de acceder a la información de las
etiquetas. Aprovecha para explicarles y comentar con ellos los valores
nutricionales de los productos y discriminar los saludables de los que no lo
son.
9. Prepara los alimentos de maneras diversas y
pídeles que cocinen contigo. Alternar asados, hervidos, a la plancha, guisados o incluso crudos en
gazpachos y ensaladas garantizará que la comida se convierta en un hábito
variado y estimulante. Enséñales algunas técnicas culinarias sencillas o
divertidas y pídeles que te ayuden a decorar los platos de manera divertida.
10. Ponles en movimiento. Anima a tus hijos a realizar ejercicio y a
reducir el número de horas que pasan frente a la televisión y los videojuegos,
llevando una vida activa, en la que caminen, paseen o suban escaleras.
11. Asegúrate de que duermen y descansan lo
suficiente. Las
sociedades científicas recomiendan que los escolares de entre 6 y 12 años
duerman una media de ocho a diez horas, como una herramienta más de combate
contra el sobrepeso, entre otros tantos beneficios.
El número de niños y adolescentes de edades comprendidas
entre los 5 y los 19 años que presentan obesidad se ha multiplicado por 10 en
el mundo en las cuatro últimas décadas. Las conclusiones de un nuevo estudio
dirigido por el Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la
Salud (OMS) indican que, si se mantienen las tendencias actuales, en 2022 habrá
más población infantil y adolescente con obesidad que con desnutrición moderada
o grave.
Datos alarmantes que podemos, entre todos, detener
e incluso, invertir.
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